Cirugía Plástica, estética y reconstructiva
Antes de realizar una abdominoplastia, muchas pacientes suelen inquietarse por el aspecto y ubicación de las cicatrices resultantes.
Generalmente, después de una abdominoplastia, tendremos dos cicatrices. La principal y más extensa se sitúa en la parte baja del abdomen, extendiéndose de un extremo a otro de la cadera. Su longitud varía según el tipo de cirugía realizada, pero comúnmente se ubica de tal manera que puede ser fácilmente cubierta por la ropa interior o un bikini.
En el caso de una mini abdominoplastia, que implica la eliminación de una pequeña cantidad de piel sobrante, la incisión es menor, resultando en una cicatriz más corta. Esta suele ser similar a la cicatriz de una cesárea.
En situaciones donde se requiere eliminar una gran cantidad de tejido, puede ser necesario hacer una incisión más grande. Esto puede llevar a una cicatriz que se extienda tanto horizontal como verticalmente, conocida como abdominoplastia en forma de flor de lis o T invertida.
La segunda cicatriz, mucho menos notable, se encuentra alrededor del ombligo.
No hay que temer a las cicatrices de una abdominoplastia, ya que esta cirugía ofrece numerosos beneficios, incluyendo la mejora del contorno corporal y el tensado de la piel sobrante.