Cirugía Plástica, estética y reconstructiva
Las cicatrices de una blefaroplastia suelen ser mínimas y casi imperceptibles con el tiempo, ya que las incisiones se realizan siguiendo los pliegues naturales de los párpados.
En el caso de la blefaroplastia superior, la cicatriz queda escondida en el pliegue del párpado, mientras que, en la inferior, si se hace por vía externa, se sitúa justo por debajo de la línea de las pestañas. También existe la opción de realizarla por vía interna (transconjuntival), en la que no queda cicatriz visible.
Durante las primeras semanas, es normal que las cicatrices se vean algo rosadas o ligeramente abultadas, pero con los cuidados adecuados —como evitar el sol, aplicar cremas recomendadas por el especialista y no manipular la zona— irán evolucionando favorablemente. A medida que pasan los meses, las cicatrices se vuelven más planas y se integran con el tono natural de la piel, siendo prácticamente invisibles en la mayoría de los casos.
Es importante recordar que cada persona cicatriza de forma distinta, y que factores como el tipo de piel, la edad, o el cumplimiento de las recomendaciones médicas pueden influir en el proceso. En manos de un cirujano plástico cualificado, las cicatrices de una blefaroplastia no deberían suponer una preocupación, ya que se planifican cuidadosamente para lograr un resultado estético y natural.